Por primera vez

Hoy por primera vez mantuve sirsasana o la postura sobre la cabeza durante 15 respiraciones, hoy por primera vez hice garba pindasana con el balanceo dando el giro completo…pero no vengo aquí a hablaros de mis logros ni mis progresos en la práctica de yoga. Vengo a hablaros de las primeras veces. ¿Cuánto hace que no haces algo por primera vez?

Cuando volvía de clase iba conduciendo por la carretera que separa el estudio de yoga, de mi casa y necesitaba toda la atención del mundo. Llovía muchísimo y los limpiaparabrisas casi no daban a basto. Observé la lluvia, el sonido tan impactante que hacía sobre la luna delantera, era la primera vez que veía llover de esa manera en este lugar. Era la primera vez…y como tal me quedé absorta con todos los sentidos a flor de piel, empapándome de esa primera vez, dejándome sorprender por la naturaleza. Llegando a casa me di cuenta que llevaba puestas las luces del coche, eran las 9:15 am, era la primera vez que veía el cielo tan oscuro siendo un día cualquiera por la mañana. Y de nuevo me quedé prendada de esa primera vez. En el coche sonaba “Night” de Ludovico, y también era la primera vez que esas notas bañaban mi cerebro como la lluvia que da de beber a esta tierra que me abraza cada día como hogar, como familia.

Piloto automático

Por desgracia para casi tod@s nosotr@s, hemos aprendido tanto a ir en piloto automático que ya no nos percatamos de esas primeras veces. Ya no nos sorprendemos con casi nada. Pasamos de puntillas por un día de lluvia simplemente quejándonos de que es muy incómodo o se colapsa el tráfico. Estamos tan despistados, centrados en nuestro individualismo mirándonos el ombligo que hemos dejado de estar abiertos a la vida. Hemos dejado de estar predispuest@s a la propia experiencia de vivir, siguiendo un guión o un plan “perfecto” diseñado por otr@s que lejos de liberarnos nos mantiene pres@s de una sociedad que nos impone un modelo de vida, su modelo de vida, ese que interesa para tenernos atad@s.

Nos pasamos los años “teniendo que” en lugar de “sintiendo que”. Tengo que tener una pareja perfecta porque sí no estoy en pareja soy diferente, tengo que casarme…a ella, a él o a sus padres les hace mucha ilusión, tengo que tener hij@s porque tendré que dejar descendencia, tengo que tener un coche más grande porque el carrito del bebé ya no cabe en mi “cunda”, tengo que tener una hipoteca porque mejor será tener algo “mío”….y así toda la vida. Acumulando cosas, ataduras que cuando ya no existas se quedarán aquí y mientras habrás dejado de existir poco a poco.

¿Para cuando?

¿Y para cuándo lo de sentir? Espero que con suerte te des cuenta no muy tarde que es importante seguir sorprendiéndose aunque vayas de camino a los 40, a los 50, o a los 60. Espero que te llenes de primeras veces durante mucho tiempo. Que seas capaz de abrir tu corazón y tu alma, tus sentidos y tu esencia a todas las pequeñas cosas que pasan cada día por delante de ti. Que seas capaz de respirar como si fuera el último día, que seas capaz de amar, de amarte…nunca es tarde para hacer algo por primera vez. De verdad te lo digo…

Levántate cada día y haz algo nuevo. Algo que nunca antes habías hecho o algo que incluso habías olvidado que hacías. Y de repente la vida será vida, será tu vida.

Namasté

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